“Déjame sacrificarme

cual hostia sobre el altar

para purgar mis pecados

y por todos los demás”[1]

 

Escribía Sor Josefa a sus tres hermanas Capuchinas:

“…y no deseo otra cosa más en esta vida que amemos mucho al señor , que le demos gusto en todo, para tener la alegría grande de vernos todas juntitas en el cielo, amando y alabando a Dios por toda una eternidad. Que el Señor nos conceda tal dicha.” ( 24/12/1930)

El Señor las encontró preparadas, juntas partieron de esta tierra, al ser fusiladas el 25 de Octubre de 1936, día de Cristo Rey, y ahora estan amando y alabando a Dios por toda una eternidad.

La Liturgia de las Horas canta, en el común de mártires: “Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente”

¿QUIÉN FUE SOR JOSEFA?

Josefa Ramona nació en Algemesí (Valencia) el 10 de Junio de 1887, en el seno de una familia católica, considerada “ la más católica de Algemesí”. Sus padres Vicente y Teresa tendrán 9 hijos, siendo Josefa la 6º de sus hermanos, delos cuales seis consagrarán su vida a Dios, dos mueren a temprana edad y  una contrae matrimonio.

Desde pqqueña junto a sus hermanos recibió una sólida formación cristiana. Asiste a clases en el Colegio de las Hermanas de la Congregación de Santa Ana. El 27 de Mayo de 1897 recibe la Primera Comunión y dos años más tarde es confirmada junto a 4 de sus hermanas.

En 1905 ingresa en el Convento de la Purísima Concepción y la Beata Inés de Agustinas Descalzas de Benigámin. El 2 de febrero toma el Hábito y emite su Profesión Simple al año siguiente.

De los testimonios que dieron las religiosas que vivieron con ella: “su temperamento era muy pacífico y su piedad sólida, siendo su característica la humildad. Tenía especial inclinación a los trabajos más humildes de la casa”… “gozaba de gran estima entre las religiosas y veían en ella un verdadero ejemplar de religiosa  agustina. Muy amante de la pobreza. Estaba muy contenta de ser religiosa”

En 1931 al proclamarse la Segunda República, temiendo el asalto del Convento, algunas religiosas lo abandonaron regresando a sus familias, ante lo cual Josefa permaneció en él. En 1932 es elegida Priora, cargo al que renuncia, pero que debe aceptar  ya que las religiosas la vuelven a elegir, pues era muy estimada por ellas.

El 24 de febrero de 1936, las obligan a abandonar el Convento y  refugiarse en sus casas. Sor Josefa se reune en su casa junto con sus  hermanas capuchinas, por lo que el hogar  se tranforma en un Convento, en el que se entregan a la oración, ofreciéndola por la Iglesia y por España.

El día 19 de octubre, los milicianos llaman a su puerta en busca de las religiosas. A lo que su madre las alienta: “¡Coraje hijas mías, que en el mundo estamos solo un instante, y en el cielo por toda la eternidad!”, y responde a los milicianos: “iré adonde vayan mis hijas”. De allí las llevan al Monasterio “Fons Salutis”, de Monjas Cistercienses, convertido en prisión, donde permanecen una semana, siendo ejemplo de bondad y de espíritu sacrificial para los demás.

El día 25 de octubre, día de Cristo Rey ,los milicianos por la noche vienen en busca de las 4 religiosas para llevarlas a fusilar, y su madre se opone diciendo : “donde estén mis hijas debo estar yo” ; las suben a un camión y las hacen descender en un lugar conocido como “Cruz Cubierta”. La madre pide que la fusilen última y alentándolas,  las ve caer al grito de ¡Viva Cristo Rey!, y gritando también ella ¡Viva Cristo Rey! es fusilada para reunirse con sus hijas en el cielo.